jueves, 29 de junio de 2017

EL BAR DE MÓRTIMER XXVII





2006-03-27 12:10:33
Pestolazzi recibe comunicación telepática de Milarepa sobre los planes de Mórtimer para el casino

Pestolazzi está flotando en la piscina, sobre su capote de torero, cuando recibe una comunicación telepática de Milarepa:

-Vamos, Pestolazzi, so bobo, despierte, que Mórtimer está pensando en montar un casino y dejarlo a usted fuera de las ganancias. Creo que también pretenden jugarse almas al poker. Aquí hay mucha, mucha ganancia, y usted ahí, en la piscina-torera, tragando agua sucia. ¡Despierte! Que el carnaval se ha ido al garete. Ahora lo que está en juego es que su hotel se convierta en un casino de las Vegas.

Pestolazzi sale de la piscina chorreando agua y se dirige al bar de Mórtimer. Entra por el agujero en la pared y toma a Mórtimer de las solapas:

-Oiga usted. Está pensando en montar un casino y no me dice nada. Sepa que en sus tiempos el viejo hotel tuvo un casino de primera línea de piscina. Buscaré en los archivos y ya le pasaré las historias del casino. Ahora usted y yo tendremos que entendernos. ¿Qué gano yo con esto?

2006-03-27 12:20:01
Milarepa hace sus planes y mientras sirve un trago al doctor

Milarepa observa al pobre doctor pidiendo un trago, sin que nadie le haga caso. ¿Dónde está Alvarito? En la piscina no. ¿Dónde está Brunelli? En la piscina, sí, intentando dejar de flotar. ¿Dónde está Mórtimer? Dejándose seducir por las damas, que este hombre es blando, muy blanco con ellas.

-¿Que le pongo doctor?

Milarepa sabe que se están tramando cosas serías sobre almas, casinos y tal vez intercambio de almas entre todos los huéspedes del hotel. Necesita cortar de raíz algo tan satánico y se le ocurre que el doctor podría echarle una mano.

-Doctor. ¿Usted hizo el juramento hipocrático? Imagino que sí. Pues si eso le obliga a cuidar cuerpos también a cuidar almas. ¿Me ayudaría a salvar al Hotel de un intercambio de almas que podría terminar con el alma de Brunelli en el cuerpo de Mórtimer, pongamos por caso?

2006-03-27 15:13:41
Filomena Masturbano agradece el puré de papas

-Mire Don Mórtimer. Ud ya me ha subestimado ofreciéndome ese puré de papas. Está bien que tengo la dentadura floja, pero con voluntad puedo comer de todo, siempre y cuando la despegue del pedazo en el que queda adherida... No ponga esa carita cómplice ni esa risa satánica (Con perdón de Don Sata) que maña me daré para "cualquier" cosa que me causara placer. (¡Ay! Dios y la Virgen Santísima sin pecado concebida) (se santigua)
- Yo quisiera ya que estamos una bebidita más fuertona para ver si me entusiasmo y salgo a bailar con los mariachis.

Filo se olvida que tiene el trasero expuesto a la concurrencia y no entiende por qué es centro de tantas miradas.

(¡Ay! Dios y la Virgen Santísima sin pecado concebida.. cómo miran!! me creerán monjita de verdad? Quizás si me hago pasar por una hermana de verdad.. logre confesiones secretas.. mmm.. aquellos se traen algo entre manos, me acercaré a investigar)

2006-03-28 09:10:01
Mortimer aclara algunos temas con Pestolazzi
Pestolazzi, en medio de su furia, siente en sus costillas una presión. Un objeto cilíndrico y duro, que se clava sin ningún miramiento. Mortimer habla con su característica voz nasal. Con tono bajo y persuasivo:
-Me está arrugando el saco-El otro suelta de inmediato-Amigo... no me oblige a usar esto.
Pestolazzi baja la vista, y ve el negro caño de un arma.
-¿Usted piensa que soy tan estúpido, como para montar un casino en su hotel, y dejarlo afuera de las ganancias? ¿Cree, que mi codicia es superior a mi inteligencia? ¿Que gano yo con traicionarlo? Un enemigo, y pierdo un socio...
-Está bien, disculpe, es que yo...
-Usted hace caso de cualquiera-Y con la cabeza hace señas hacia el vidente-A ese tipo le chifla el moño, mejor que deje de hacerle caso. Yo estoy en tratos con alguien realmente poderoso. Para que usted sepa, no es la primera vez que tengo tratos con... ¿Como puedo decirle?... con el jefe de Don Sata. Con el papá de ese muchacho, que tienes alas en las espaldas...
-¿Alexander?
-Ese mismo-Los párpados se le transforman en dos rendijas, y la voz en un susurro-El muchacho me puede ser muy útil. Creo que el mismo lo ignora, pero a su manera, también es muy poderoso. Su usted me hace caso, podemos obtener algo más que dinero o un casino.
-No lo entiendo.
-Mire, hasta ahora, usted no me ayudó mucho que digamos-La furia contenida de Mortimer, hizo que elevara el tono de la voz-Ese tipo que está flotando en una camilla en el medio de la piscina, iba a quedar a cargo del bar en mi ausencia. Mi mano derecha, Alvarito, anda correteando a una damisela, que a la sazón es... ¡Mi camarera! ¡Mientras ellos se divierten, yo hago el trabajo!
Sam, solo toca jazz. Si le pido algo más movido, para levantar el ambiente... ¡No sabe! Y no le estoy pidiendo "Satisfaction" ni "Billie Jean". Alguna rumba o cha-cha-chá. Encima viene con regalo. Slim, yo pretendía que fuera mi guardaespaldas. Mi jefe de seguridad... ¡El desgraciado no puede ni oler el alcohol! Ese desastre lo hizo el solito...
Con el dedo señala el cielo raso agujereado, las cañerías chorreantes, la laguna en el medio del salón y el hueco que da a la piscina, llena de gente.
-¡Y usted pretende ganancias de un negocio, que todavía no monté!



2006-03-28 12:45:20

Norma pregunta por tres personas del Hotel.

Señores, perdonen un momento que les interrumpa.
—¿Han visto por aquí a los Huéspedes del Hotel que estoy buscando?: D. Irre, Matilde Metildé y Brunelli.? — No... Si les ven háganme el favor de decirles que les estoy buscando, que necesito un papel... Bueno, no les tienen que dar explicaciones. Ellos ya saben de qué se trata.

Hasta luego.

2006-03-28 20:05:49
Alexander regresa al bar.

Alexander, después de su encuentro con su “secretario” consulta su reloj que se ha tornado de un matiz dorado y camina sonriente por los pasillos pensando: “ya era tiempo de que padre me perdonara, ese Mortimer quiere tratos con Sata pero ignora que las cosas han cambiado mucho allá abajo desde la ultima vez que hablo con padre.”

Llega al bar, se limpia un poco las solapas de su brillante saco, y entra para encontrarse al empapado Pestolazzi platicando con el enojado Barman. Sin decir mucho toma una de las copas de la barra y se prepara un martini seco. Se acerca a los hombres que le miran azorados y dice:

“Me entere por mis contactos que usted quiere montar un casino en este hotel, creo que esta de mas el comentar que no puede confiarle nada a don Sata, Mortimer, ese demonio tiene la lengua un tanto suelta. (Aquí el joven suelta una risa maléfica). Yo le puedo ayudar a obtener lo que busca e incluso mas sin pedirle nada a cambio, lo ilegal y lo corrupto son mi especialidad. Los políticos son lo de menos, esos tipos con una pequeña oferta caen, Sata se encargara de eso, de lo demás me encargo yo. Tómelo como una amabilidad de viejos amigos, padre no olvida la ultima vez que trato con usted.”

Alexander se aleja y de pronto todo el lugar esta como si nada hubiera pasado, las mesas limpias y brillantes, la cañería en su lugar, los hoyos en el techo tapados, y lo más impresionante, Sam tocando un contagioso ritmo latino.

“En efecto” dice el asombrado y asustado Pestolazzi “este joven nos puede ser mas útil de lo que pensamos”

 2006-03-29 13:49:13 
Pestolazzi se frota las manos con el Casino de Mórtimer

Pestolazzi sabe que Mórtimer no montará un casino sin darle participación, pero también sabe que si uno no llama a la puerta no le abren. Mientras Mórtimer le expone sus presuntos planes Pestolazzi piensa que eso de un casino, donde se jueguen las almas al bacarrá, entre Don Sata, Alexander, Mórtimer el diabólico y otros de igual o parecida catadura, no parece mal, puesto que siempre podría ganar un alma mejor que la suya, pero a Pestolazzi lo que le interesa son unos cuantos millones de dólares, por si el hotel se va al garete ( nadie sabe lo cerca que han estado todos de arder como un bosque agosteño, en cuanto salió de la piscina fue a desactivar la bomba-incendiaria).

Pestolazzi, de pie frente a Mórtimer, vestido de torero mojado y chorreando agua, parece un pato mojado, pero está tan serio que a Mórtimer casi le entra la risa.

Pestolazzi ha decidido que el carnaval se ha ido definitivamente a la porra y que lo que ahora importa es que el Casino se ponga a funcionar. Le dice a Mórtimer que hablarán de ello en cuanto suba a su habitación, se duche, se seque, y se cambie de ropa. Le aconseja también que llame a Añil, albañíl, para que tape el agujero o lo decore como la puerta a otra dimensión, un agujero gusano.

Mórtimer se queda pensativo. Pestolazzi habla como Milarepa. ¿Será verdad que Milarepa está utilizando la telepatía con los huéspedes del hotel?.

Antes de salir del bar observa a la doctora Norma. Está ahora al cargo de la guardería y él Pestolazzi, el director del Hotel, ni siquiera le ha dado la bienvenida. Tendrá que hablar con ella. Puede que hasta piense en adoptar un niño. La soledad de los jefes es tan profunda... como el mar.


2006-03-29 14:43:42
Juanito Lorópez va al bar buscando a Alexander Trevelan.


A Juanito Lorópez los últimos minutos de clase se le han hecho interminables. En cuanto ha escuchado el timbre de finalización de las mismas ha salido como un pestillón, ni siquiera ha reparado por esta vez en su loro, que se ha quedado con los ojos como platos y con el pico cerrado.

Se para un instante y piensa: ¿Dónde puede estar? O ¿Se habrá ido ya? Si está, seguro que lo encuentro en ese bar al que va tanta gente, tomándose un whisky. Abre y mira a ambos lados, acalorado. Ahí está el señor elegante, en el centro de la barra.

Se dirige hacia él. Respira muy hondo porque necesita sentirse como un hombre y se encarama en un taburete. Alexander se sorprende al verlo ahí clavado y le guiña un ojo.

-Quiero ser su secretario, señor. Hago el trato.

Alexander le dice que si se lo ha pensado bien.
El chico le asegura que sí. ¿Para qué quiere un papá? ¿Para estar todo el día recibiendo órdenes? No hagas esto, No hagas lo otro, Estate quieto…
Siendo su secretario podría levantarse cuando quisiera, no cepillarse los dientes, ducharse sólo si le apeteciese, no le obligarían a hacer los deberes, podría jugar al fútbol donde quisiera. Nadie tendría autoridad sobre él, ni Bente ni Carlitos, los jóvenes encargados de la guardería, ni siquiera la doctora Norma. Porque este señor que se encargaría de su tutela, puede más que ellos.

Recuerda cada palabra que le dijo Alexander. Su cometido es incitar a todos los amiguitos a hacer travesuras. El está dispuesto.

Alexander le dice que si quiere un whisky. Juanito dice que sí con la cabeza.
-No, chaval, cuando hayamos firmado el trato. Ahora, todavía, tienes que ser bebedor de leche.

Y Juanito se bebe el gran vaso de leche que le trae en el acto Mortimer; sintiendose casi, casi, tan importante como su héroe, Alexander Treveland.


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